Al contemplar detalladamente cada uno de los bolsos que produce la empresa Tuma y Tita, de inmediato se transporta la mente al cielo, al mar y sus vientos, a la tierra y sus arenas, sus tunas y al ardiente sol canicular “guagirindio” como describen sus juglares a su tierra de cantores. La Guajira.
Y es que apreciar la colección Étnica o la colección Urbana de los bolsos y carteras de Tuma y Tita es una poesía a los sentidos.
Este emprendimiento nació hace varios años de la mano de una guajira, Rosa Rodríguez, una profesional en relaciones internacionales especializada en Desarrollo Social y Negocios Internacionales, que desarrolló sus prácticas universitarias en Brasil , de la mano de una ONG que ayuda a poblaciones vulnerables.
Es así que uniendo estas vivencias de trabajo social y habiendo descubierto el talento ancestral y la riqueza cultural de los pueblos wayuu, creó el emprendimiento que sólo hasta enero de este año se cristalizó en Tuma y Tita.
El sueño de llevar un pedazo de cultura wayuu al mundo, se teje en Riohacha, capital de la Guajira, allí un puñado de indígenas wayuu producen todo lo relacionado a tejidos y desde Bogotá se realizan los diseños, se acopian las materias primas, basadas en saldos de fábrica textil y se impulsa la comercialización.
En la colección Étnica, las manos de los indígenas wayuu dan rienda suelta a sus sentidos, a sus ancestros, a su cultura y plasman en forma de tejido todo su saber y su ser. En la colección Urbana el matrimonio entre diseño, productos reciclables y el tejido ancestral dan sus mejores frutos en cuanto a buen gusto y elegancia.
En marzo de 2018 una dulce brisa tocó la piel de la naciente empresa; la agencia de emprendimiento de Compensar lo refrescó y lo ayudó a reacomodarse en lo relacionado al modelo de negocio, a la estructura financiera, administrativa y comercial.
Por ahora la comercialización se hace por sus redes sociales y por una tienda virtual multimarca.
Para el próximo año, aproximadamente en enero, Rosa piensa lanzar una nueva imagen corporativa y simplificar su nombre, sólo dejará Tuma. Sus nuevas colecciones llevarán el sello de lo aprendido y asesorado por Artesanías de Colombia.
Se creará la página oficial web, donde venderán y comercializarán sus bolsos y accesorios y esperan generar más puestos de empleo, invitando al talento de otros grupos étnicos distintos a los wayuu, es decir, sumar todo esa cultura de otras comunidades vulnerables de la Guajira.
Pero seguirán cuidando su mayor tesoro, la inspiración y la cultura de un pueblo que canta a su naturaleza, que ha sido golpeado por la brisa salada del mar que quema pero que a la vez refresca su piel.
Siga este emprendimiento en: